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jueves, 14 de julio de 2011

Él no saber qué podría haber llegado a ser.

A veces es mejor que los caminos se bifurquen, está bien caminar juntos, pero llega un momento en el que se hace necesario que cada cual siga su recorrido, y si en ése, tenemos la maravillosa casualidad de volver a coincidir, no sabes hasta que punto me alegraré, pero de momento supongo que será mejor así, seguir un camino, uno que cada uno hayamos escogido. Si te soy sincera el mío no me gusta demasiado, es más, no me gusta nada, pero cada vez tengo más claro que tú empiezas a adorar el tuyo, así que sólo me queda decirte que me alegro por ti, supongo que sé que te volverás a estrellar, pero qué importa, ahora tú y sólo tú serás el culpable, y lo único que sé es que luego no voy a estar ahí para decirte un ya lo sabía y hacer de paño de lágrimas, porque bastantes lágrimas se han derramado ya. Digamos que te obligué a elegir y elegiste, así que suerte en tu decisión, que aunque por supuesto no comparto, respeto, y sólo te digo una cosa, una más, una que quizá no te importe: jamás te perdonaré el no saber qué podría haber llegado a ser.

2 comentarios:

  1. Supongo que acabas de describir mi vida hace meses. Conocí a alguien que también tuvo que elegir y, para bien o para mal, una de las opciones era yo. No me escogió a mí, está claro, y supongo que sabes lo que duele eso.
    Pero, ¿sabes qué? con el tiempo aprendes a ser optimista y, aunque el remordimiento de qué pudo haber pasado si la decisión fuera otra te ronde constantemente, tienes en cuenta que él no te escogió, pero, sin duda, él se lo perdió.

    A, como siempre :)
    ¡Un abrazo!

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  2. Como siempre, mil gracias a ti, por comentar, por aconsejar y por dar ánimos. De verdad, mil gracias :)

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