Entradas más visitadas

Seguidores

lunes, 29 de agosto de 2011

no va a ser así

Supongo que hay momentos en la vida en los que te sientes absurda, momentos en los que la impotencia se apodera de ti, momentos en los que la frustración te domina, sobretodo me refiero a esos días en los que consigues desengañarte a ti misma en un segundo al descubrir que pese a la inmensidad de la Tierra, pese a desear con todas tus fuerzas que éso no ocurra, es demasiado tarde, está destinado, escrito en las estrellas o como quieras llamarlo, pero descubres que tú, por desgracia, ya no puedes hacer nada, nada que no sea ver el tiempo pasar, rezar para que no ocurra aquello para lo que llevas todas las papeletas y conseguir disimular, disimular que esa sonrisa se apaga por momentos, que mi cara poquito a poco se tiñe de gris, o que en mí desaparecen mis ansias por sentirme viva, disimular que la impotencia se ceba conmigo, que la confianza comienza a abandonarme, que el odio es en mí un sentimiento más que notable, disimular que poco a poco me voy dando cuenta de que empiezo a vivir de recuerdos o que en el fondo sigo teniendo la triste esperanza de que todo ésto no sea más que una fantasía que no llegue a cobrar vida, que se quede sólo en uno de esos pensamientos enfermizos que pasados los años, son capaces de robarte una sonrisa, pero por desgracia, por desgracia sabes que éso no va a ser así ni por asomo.

Escondidos bajo llave

Cuando te despieras, hay días en los que no sabes qué te deparará el destino. Tus ojos levantan sus persianas temerosos, notas como dentro de ti sigue esa sensación, te encoges a cuausa de una mezcla entre rabia, dolor e impotencia. Y de pronto, tan pronto como aparece desaparece, piensas que quizá mejor así, quizá mejor que sólo quede el recuerdo de unos días locos, unas cuantas sonrisas tímidas, palabras a medias, quizá sólo queden, a partir de hoy, un conjunto de recuerdos escondidos bajo llave en un cajón de mi memoria.

domingo, 28 de agosto de 2011

Hay que arriesgar para ganar

Podríamos decir que la vida es como un juego, un juego en el que hay que arriesgar, y al arriesgar solo hay dos opciones, perder o ganar, por desgracia, las más abundantes son las primeras, pero a veces, sólo a veces, merece la pena arriesgarte, porque quizá ganes. Todo juego, además de riesgos, incluye contrincantes; esos juegos, en los que pone un solo jugador aburren, además entre el riesgo y los contrincantes existe una relación indispensable, sin contrincantes no hay riesgo, y sin riesgo no hay juego. Pero como en todo juego, las trampas son más que notables, tu opositor hará todo lo posible porque te quedes en la estacada, por ganar la partida, por marcar las reglas, dará la vuelta al tablero, intentará guardarse un as en la manga, o mover la ficha cuando no es su turno, pero al final, el tiempo pone a cada uno en su lugar. Cuando se empieza a jugar, es un misterio el desenlace de la partida, no sabes si vas a ganar o si perderás todo lo apostado, pero ¿sabéis?, lo único que tengo claro es que hay que arriesgar, hay que arriesgar para ganar.

martes, 2 de agosto de 2011

y en un juego siempre hay un perdedor

Quizá el amor sea éso, un conjunto de idas y venidas, mil momentos malos y uno bueno entre medias, quebraderos de cabeza que te dejan abandonada entre un conjunto de suspiros, besos locos en los momentos más inapropiados. Quizá sea una felicidad sostenida, capaz de embriagarte pero capaz de abandonarte en menos que dura un parpadeo, quizá esté compuesto por el miedo, por el miedo a querer, o no ser querido, a querer más de la cuenta, por el miedo a sentir dolor o por el miedo a tener miedo, o por todos los recuerdos que te invaden uno a uno dejándote sólo un atisbo de tiempo para respierar, mientras que notas como se remueve algo dentro de ti. Quizá sea un conjunto de tópicos, frases hechas, "te quieros" falsos, besos robados y dados sin ganas, o besos que son capaces de ser imortales para la memoria, lugares recónditos que quedarán para siempre tatuados en un cajón de mi memoria por ser dueños de momentos imborrables. No sé qué es el amor, lo único que sé es que estoy cansada de defraudarme a mí misma por seguir soñando con cuentos de hadas y princesas, buscando príncipes azules, por no llegar a conseguir lo que busco, por quedarme siempre a medias; estoy cansada y he decidido que a partir de ahora voy a romper mis esquemas, voy a disfrutar lo que venga, voy a dejar de preocuparme por cosas aparentemente irrelevantes, y lo que sea que venga, será afrontado, ahora una cosa tengo clara, el amor es un juego, y en un juego siempre hay un perdedor.